Ahí empieza el riesgo de la repetición en las formas de
actuación. En el lenguaje que aspiro a desarrollar, si bien existe una marca
muy férrea del lenguaje, la actuación no tiene otra opción que ser
extraordinaria. Eso genera una fuerte competencia con la obra, y está bien que
así ocurra. Para que la obra no tape el hecho de que se está actuando, que el
actor emite un relato independiente, propio, que no tiene que ver con el
sentido del texto, sino que está actuando él y no otro. Un Yo poético, no un Yo
meramente narcisista, que produce repetición y convenciones cristalizadas. Esto
último sucede cuando el actor tiene asegurado el vínculo con el público,
entonces no se arriesga, no salta, no enfrenta el peligro de la muerte sino que
lo evita; tiene legitimizado el colchón, la red.
Ricardo Bartis
El límite es la actuación. La actuación goza el límite que
propone la dirección. Pero la condición es que nuestros actores sean
inteligentes, profundos, conscientes de su discurso. Acá el actor tiene que
operar, no sólo adaptarse a un método.
Ricardo Bartis