El segundo capítulo —“Los comienzos de una literatura menor”— es donde Giordano muestra lo
que le parece fundamental de la literatura de Puig. Puig comienza a escribir literatura a partir de una
escucha literaria que es lo que produce la transformación que le permitirá inventar la narración de voces.
Pero esa escucha literaria (de la voz de una tía, de las voces de los niños y de las mujeres) es “por fuerza” (apelando a Barthes) una escucha amorosa...
Solamente teniendo en cuenta el gesto amoroso fundamental y
fundacional de la literatura de Puig (y no sólo de su narrativa, sino de su teatro y en particular de sus
crónicas cinematográficas) se puede percibir la diferencia, que no está hecha como crítica de (la cultura
de masas, los modos del realismo tradicional), sino como gesto de amor hacia.
La excentricidad de Puig
con respecto incluso a los escritores excéntricos (Gombrowicz, Lamborghini, Aira), radica en el lugar
incierto desde donde parte, donde surge la invención. Palabras como “devenir menor” y
“desterritorialización” surgen en el texto como necesarias y van acompañadas de precisiones y
explicaciones que las desempolvan de tanto uso kitsch acumulado en comunicaciones de congresos
Más que una pertenencia, analiza el movimiento que en algunos textos de Puig va del kitsch al camp; en este movimiento encuentra que “el misterio de nuestro mal gusto” es el lugar en donde dos fuerzas contrapuestas y simultáneas como la atracción amorosa y el extrañamiento crítico, “se desenvuelven plegándose una en otra, actuando una sobre otra”
Fragmentos interesantes para vicular a Puig con Umpi